Cayo Marcio Coriolano - Beethoven


Ludwig van Beethoven



 CORIOLANO


Caeius Marcius Coriolanus




Desde un principio me atrajo la energía que presenta esta obra, sobre todo el contraste entre los fortes con esos lapsos de perturbadores silencios y los increíbles disonantes insertados en esta magnifica obertura que compusiera Ludwig van Beethoven por encargo del dramaturgo vienés Heinrich Joseph van Collin.

El drama de Cayo Marcio “Coriolano” (de sobrenombre) fue de inspiración para varios artistas, uno de los mas conocidos fue la de William Shakespeare, obra a la que generalmente se asocia la historia dramática de Cayo Marcio.

En el siglo V antes de Cristo, Cayo Marcio Coriolano (Patricio Romano) combatió en la guerra contra los Volscos, conquistando la ciudad de Corioli en el año 493 a.C.

A causa de su despotismo y por haber prohibido la distribución de trigo al pueblo, fue exiliado de Roma,

En su ostracismo se une a sus antiguos enemigos, los Volscos, con quienes planea su venganza que se va a manifestar en la invasión a Roma.Ha esperado mucho tiempo este día en el que finalmente vengará la humillación sufrida.

Puesto al frente de los ejércitos por los Volscos, marcha sobre Roma.

Sin embargo el pueblo romano hace un último esfuerzo para salvar la ciudad enviando a su madre Veturia y su esposa Volumnia quienes intervienen tratando de convencerlo, Cayo Marcio finalmente es convencido para que se retire.


Coriolano es persuadido por su familia que no invada Roma

Sin embargo esta acción es considerada por los Volscos como una traición y lo condenan a muerte.


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En el aspecto musical la estructura de la obertura Coriolano sigue de una manera muy general la trama de la obra de von Collin.

En esta obertura op. 62, Beethoven presenta 2 temas principales basada en los profundos sentimientos a los que Coriolano se enfrenta. Ese conflicto vital entre orgullo y amor que porta consigo la figura trágica del noble Patricio.

    Beethoven de 13 años
El primero en Do menor, representa la forma en que Coriolano decide invadir Roma. Allí su espíritu impetuoso queda de manifiesto inmediatamente, cuando las cuerdas tocan una nota única seguida por un breve acorde orquestal forte y un silencio dramático. Nótese cuan estridentemente disonante es el acorde breve cuando se repiten este gesto, mientras las trompetas y los timbales reiteran obstinadamente sus notas del acorde anterior, a pesar del cambio de armonía.

La suavidad del tema en mi bemol mayor se asocia al ruego de su madre para que se abstenga de tal invasión.

En conclusión, la música complementaria para la obra Coriolano fue compuesta por Beethoven en 1807 y el estreno fue dirigido por el propio Beethoven en el palacio del príncipe Lobkovitz, en Viena, en marzo de 1807.



Interesante comentario de un contemporáneo de Beethoven acerca de la Obertura Coriolano.

Viena, viernes 10 de diciembre de 1813.
Querida hermana:

Hace algunos años ya, más precisamente el día 8 del mes de marzo de 1807, en un concierto de carácter privado organizado por los Príncipes Lichnowsky y Lobkowitz en el Palacio de este último, al cuál concurrí invitado por el mismo Conde de Waldstein, tuve la oportunidad de conocer a este notable músico sobre el cuál me preguntas: Ludwig van Beethoven.

Yo ya había escuchado comentarios casi legendarios acerca de su carácter colérico e irritable y, por el contrario, me encontré con un hombre más bien tímido y reacio a la conversación. Al parecer, la situación de que aquel concierto fuese en su total beneficio pecuniario no lo hacía sentir del todo bien después de sus constantes comentarios en contra de la alta nobleza de Viena. Recuerdo que el maestro no habló mucho y aún más, parecían no importarle las preguntas protocolares que los asistentes le hacíamos, por el contrario, él permanecía inmutable como mirando el horizonte.

En aquel concierto escuché la obertura Coriolano que el insigne poeta Heinrich-Joseph von Collins encargó al músico para acompañar su versión de la tragedia sobre el general romano, Caeius Marcius Coriolanus. Sin embargo, no hubo ni actores ni representantes para poner en escena la obra de Collins; al parecer, él y Beethoven tuvieron diferencias sobre el carácter que la música debía tener según las pocas palabras que el mismo Beethoven me dedicó en aquella ocasión.

En lo sucesivo traté infructuosamente de volver a escuchar la obertura. Hoy sólo recuerdo el efecto que la obra provocó en mí. Recuerdo que no comenzaba como las oberturas que estábamos acostumbrados a oír en aquella época con un inicio lento que daba paso a una música rápida y virtuosa, por el contrario, iniciaba con unos insistentes golpes fortísimos que daban paso a una melodía tan decidida como desesperada y que finalizaba con una especie de desintegración de la música. Impactante. Fue tanta mi obsesión que necesité averiguar más y conseguí un ejemplar del Coriolano de Collins para enterarme de quién era este general patricio, laureado por su valentía y gallardía en batalla y por su conquista de la ciudad de Coriolis con la cuál el pueblo volsco quedó finalmente rendido al poderío romano. Sin embargo, por razones políticas fue agraviado por sus superiores ante el pueblo y en respuesta Coriolano decidió aliarse con el pueblo volsco y al mando de ellos asedió la ciudad de Roma con fuerza implacable, tal es así que tan sólo los ruegos de su madre y de su esposa le hicieron desistir, cuestión por la cuál fue condenado por traición por los volscos y posteriormente ejecutado. Es así que entendí que había más que sólo encargo en el interés de Beethoven por Coriolano.

El pasado miércoles volví a saber de este impresionante músico. Con mi esposa y amigos concurrimos a un concierto a beneficio de los inválidos de la batalla de Hanau en la guerra contra Napoleón. El concierto se realizó en el hall del nuevo edificio de la Universidad y fue organizado por el señor Mälzel. Nosotros fuimos invitados por el Conde Moritz von Fries a quién Beethoven dedicó su séptima sinfonía y que fue ejecutada aquella noche.

La velada fue sencillamente conmovedora. La sordera del músico es ya un secreto a voces y sin embargo él insistió en dirigir la orquesta. Durante el primer movimiento en los momentos en que la orquesta sonaba fortísimo lo vimos abrir hasta el máximo los brazos que antes tenía cruzados sobre el pecho. Cuando la orquesta debía interpretar un piano, se agachaba todo lo bajo que quería que sonara; luego venía un crescendo y entonces se enderezaba poco a poco hasta que entraba el forte, que subrayaba con un salto en el aire y a veces, hasta daba gritos inconscientemente para reforzar el forte. Al parecer, debido a su sordera, creyó terminar cuando la orquesta aún no lo hacía, quedando en evidencia ante la audiencia. Después vino el segundo. Todo belleza. Fue tanto el éxito que debieron repetirlo para poder continuar con la sinfonía. El tercero, un juego con los dioses. Y por último el cuarto, qué decir? Los aplausos no terminaban. Me atrevo a decirte que con este concierto y con esta sinfonía en particular, Beethoven ha hallado su lugar entre los más grandes de los grandes. Sin duda será un músico del cuál se hablará por mucho tiempo aquí en Viena.

                                                
Saludos afectuosos.

                                                                                                                 J.


Fuente : http://www.salazegers.uchile.cl



Paginas de Interés

- Partitura para Orquesta "Coriolano"

- Texto completo Tragedia de Coriolano de Shakespeare (inglés)


1 comentario:

Anónimo dijo...

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Lucus