Beethoven, Ludwig, un sordo genial

LUDWIG, UN SORDO GENIAL





Para cualquier persona que pierda la capacidad de oír es un desastre, mas aun si se trata de un músico, por eso parece increíble que parte importante de la hermosa obra de Beethoven fuera compuesta cuando éste ya se encontraba sordo.

Eran tiempos de un Beethoven apesadumbrad
o que confiando en amigos que vivían geográficamente lejos de él, les confesaba su trágica enfermedad.

“…Debes saber que mi facultad mas alta, mi oído, se ha visto grandemente deteriorada…”

carta a Karl Amenda -07/1801.

Y, con cierto grado de conformidad se lamenta de perder su vida social y otras cosas importantes de su vida cotidiana.

“…Por dos años, he evitado casi toda reunión social, porque me es imposible decirle a la gente “hable mas fuerte, estoy sordo”…Si yo perteneciera a cualquier otra profesión esto sería mas fácil, pero en la mía el hecho es algo aterrador…”


carta a Franz Gerhard Wegeler 06/1801.

Sin embargo luego de un período de depresión en la que evalúa quitarse la vida, surge aquel que estaba destinado a mostrarnos esa maravillosa obra, cavilando y determinándose en sacar todo su arte, que sabía se encontraba en él.

“…Por supuesto que estoy resuelto a elevarme por sobre cualquier obstáculo, pero ¿como será eso posible?...”

carta a Kart Amenda -07/1801

No obstante con legítima desconfianza y temor, le hace una advertencia a su amigo diciéndole:

“…Te suplico que mantengas un profundo secreto acerca del asunto de mi sordera, no lo confíes a nadie, no importa a quien…”

carta a Kart Amenda -07/1801

En principio, alrededor de 1801,escondió esta cruel enfermedad que iniciaría una larga y penosa carga en su vida. Pero con el tiempo hubo de aceptar esta condición y adaptarse a ella, comunicándose finalmente por medio de sus conocidos “Cuadernos de conversación”.





Diversos audífonos usados por Beethoven


Hay poca certeza acerca de la clasificación médica de su enfermedad al oído; desgraciadamente la autopsia que se le practicó el 27 de marzo de 1827 posterior a su muerte no es concluyente para determinarla, debido al escaso conocimiento y falta de especialistas existentes en esa época.

El 13 de octubre a pedido de la dirección de los “Amigos de la música de Viena”, fueron examinados sus restos comprobando que faltaban ambos huesos temporales, ratificando que el doctor John Wagner en la autopsia había removido parte
del cráneo de Beethoven.

Hay varios estudios posteriores hechos por diferentes médicos que teorizan sobre la enfermedad. Uno de ellos el Doctor Marage que llevó el estudio a una conferencia de la Academia Francesa de ciencia en enero de 1928 y diciembre de 1929. Marage pensaba que la sordera se debía a una labyrinthitis, de origen interno, es decir que tenía una lesión en el oído interno, todo ello apoyado
en las mencionadas cartas que Beethoven envió a amigos y en las cuales describía los síntomas que sentía.

En realidad la enfermedad se inició alrededor de 1796 con sonidos de zumbidos y otro tipo de sonidos, apareciendo la sordera en 1798 y cree el doctor Marage que en 1801 ya había perdido el 60% de su capacidad auditiva y para 1816 ya se encontraba completamente sordo.

Posteriormente el profesor Porot y el Dr. Miermot publican un estudio sobre la sordera de Beethoven en 1986 “Beethoven et les Malentendus”.

Los autores afirman…. nunca sabremos realmente el estado de su osciles pero según lo escrito por Beethoven, las fecha y los síntoma que describe, se pueden hacer las siguientes observaciones: Se trata del comienzo de la sordera en un hombre joven, sin previa inflamación del oído, sin problemas de audición heredados en la familia, una progresiva pérdida de audición más allá de los distintos tratamientos a los que se sometió.

Ambos autores suponen – o bien neuro labyrinthitis, u otospongiose.

Se ha especulado mucho acerca del origen de su enfermedad como, envenenamiento por plomo o a causa de una sífilis. En estudios al cabello se ha encontrado rastros de plomo; no así algún tratamiento que se hubiese hecho para la sífilis, de tal manera que se ha descartado esta última.

El efecto que podría haber tenido la sordera sobre su música es un poco especulativa, pero de algo estoy cierto, me parece que no fue nada normal o corriente puesto que el legado de la genialidad de su obra
, así lo confirma.

Por otra parte es interesante saber cual era la opinión que de él tenían sus contemporáneos;
Y aquí, recurrimos a los “Konversationshefte” - cuadernos de conversaciones, vol. 9, p.290/291; en que su sobrino Karl le expresa lo siguiente:
"Precisamente debido a tu sordera eres famoso. Todos están atónitos, no solo que puedas componer tan bien, sino particularmente que puedas hacerlo a pesar de esa aflicción, si tu me preguntas, yo creo que eso ha contribuido a la originalidad de tus composiciones".

Lamentablemente los cuadernos que eran usados por Beethoven para formular preguntas, usualmente no consignaba las respuestas…pero Karl continúa:
"Sin embargo, yo creo que aún los grandes genios, cuando escuchan algunas composiciones, subconscientemente copian ideas. En tu caso esto no sucede, porque tú tienes que crearlo todo desde tu interior mismo".

Pero a pesar de la convicción de su sobrino Karl sobre cómo elaboraba el maestro su música, hay que pensar también que Beethoven leyó a Handel, Palestrina, Bach y otros, pudiendo perfectamente influenciarse por este medio, debido al conocimiento del valor y sonido de cada nota en el pentagrama, las que podía prácticamente reproducir mentalmente cualquier partitura.

Algunas de las mas conocidas obras fueron compuestas en ese período, La sonata para piano Nro 8, mas conocida como La patética”, o la sonata para piano Nro 14, su famoso “Claro de Luna”, como también la tercera sinfonía, “La heroica”, estrenada en 1805.
Hay que destacar otras composiciones de ese período como: La quinta sinfonía, la obertura Coriolano y en 1814 terminó la séptima y octava sinfonías, y la novena sinfonía fue terminada en 1823 siendo estrenada el 7 de mayo de 1824, con un éxito total.

Ha pasado muchísimos años en que un hombre superando las limitaciones propias de una agobiante y desgastante enfermedad, supo resurgir desde lo mas profundo de su ser con el convencimiento que debía entregar aún toda aquella bellísima música que hasta el día de hoy continua emocionando los espíritus.

En su Testamento de Heiligenstadt, escrito en el pueblito del mismo nombre en el año 1802, Beethoven vuelca toda su verdad y sentimiento acerca de su estado dándose a conocer como el era realmente y no como muchos le percibían.



Copying Beethoven por anaelmasri



TESTAMENTO DE HEILIGENSTADT


Para mis hermanos Carl y ……(Johann) van Beethoven:

¡Oh, hombres que me juzgáis malevolente, testarudo o misántropo! ¡Cuan equivocados estáis! Desde mi infancia, mi corazón y mi mente estuvieron inclinados hacia el tierno sentimiento de bondad, inclusive me encontré voluntarioso para realizar acciones generosas, pero, reflexionad que hace ya seis años en los que me he visto atacado por una dolencia incurable, agravada por médicos insensatos, estafado año tras año con la esperanza de una recuperación, y finalmente obligado a enfrentar el futuro una enfermedad crónica (cuya cura llevará años, o tal vez sea imposible); nacido con un temperamento ardiente y vivo, hasta inclusive susceptible a las distracciones de la sociedad, fui obligado temprano a aislarme, a vivir en soledad, cuando en algún momento traté de olvidares, oh, cuan duramente fui forzado a reconocer la entonces doblemente realidad de mi sordera, y a un entonces, era para mi, decirles a los hombres, habla mas fuerte!, grita! porque estoy sordo.

¡Ah! Como era posible que yo admitiera tal franqueza en un sentido que en mi debiera ser mas perfecto que en otros, un sentido que una vez poseí en la mas alta perfección, una perfección tal como pocos en mi profesión disfrutan o han disfrutado – Oh, no puedo hacerlo, entonces perdonarme cuando me veáis retirarme cuando yo me mezclaría con vosotros con agrado, mi desgracia es doblemente dolorosa porque forzosamente ocasiona que sea incomprendido, para mi no puede existir la alegría de la compañía humana, ni los refinados diálogos, ni las mutuas confidencias, solo me puedo mezclar con la sociedad un poco cuando las mas grandes necesidades me obligan a hacerlo.

Debo vivir como un exiliado, si me acerco a la gente un ardiente terror se apodera de mi, un miedo de que puedo estar en peligro de que mi condición sea descubierta – así ha sido durante el año pasado que pasé en el campo, ordenado por mi inteligente médico a descansar mi oído tanto como fuera posible, en esto coincidiendo por mi natural disposición, aunque algunas veces quebré la regla, movido por mi instinto sociable, pero que humillación, cuando alguien se paraba a mi lado y escuchaba una flauta a la distancia, y yo no escuchaba nada, o alguien escuchaba cantar a un pastor, y yo otra vez no escuchaba nada, estos incidentes me llevaron al borde de la desesperación, un poco mas y hubiera puesto fin a mi vida – solo el arte me sostuvo, ah, parecía imposible dejar el mundo hasta haber producido todo lo que yo sentía que estaba llamado a producir, y entonces soporté esta existencia miserable – verdaderamente miserable, una naturaleza corporal hipersensible a la que un cambio inesperado puede lanzar del mejor al peor estado – Paciencia – Esta dicho que ahora debo elegirla para que me guíe, así lo he hecho, espero que mi determinación permanecerá firme para soportar hasta que a las inexorables parcas les plazca cortar el hilo, tal vez mejoraré, tal vez no, estoy preparado.

Forzado ya a mis 28 años a volverme un filósofo, oh, no es fácil, y menos fácil para el artista que para otros – Ser Divino, Tú que miráis dentro de lo profundo de mi alma, Tú sabes, Tú sabes que el amor al prójimo y el deseo de hacer el bien, habitan allí. Oh, hombres, cuando algún día leáis estas palabras, pensad que habéis sido injustos conmigo, y dejad que se consuele el desventurado al descubrir que hubo alguien semejante a él, que a pesar de todos los obstáculos de la naturaleza, igualmente hizo todo lo que estuvo en sus manos para ser aceptado en la superior categoría de los artistas y los hombres dignos.

Ustedes, mis hermanos Carl y ….,tan pronto cuando este muerto, si el Dr. Schmidt aun vive, pídanle en mi nombre que describa mi enfermedad y guarden este documento con la historia de mi enfermedad de modo que en la medida de lo posible, a menos el mundo se reconcilie conmigo después de mi muerte.

Al mismo tiempo los declaro a los dos, como herederos de mi pequeña fortuna (si puede ser llamada de esa forma), divídanla justamente, acéptense y ayúdense uno al otro, cualquier mal que me hayáis hecho, lo sabéis, hace tiempo que fue olvidada. A ti, hermano Carl te doy especialmente las gracias por el afecto que me has demostrado últimamente. Es mi deseo que vuestras vidas sean mejores y mas libres de preocupación que la mía, recomendad la virtud a vuestros hijos, esta solo puede dar felicidad, no el dinero, hablo por experiencia, solo fue la virtud que me sostuvo en el dolor, a esta y a mi arte solamente debo el hecho de no haber acabado mi vida con el suicidio – Adiós, y quiéranse uno al otro – Agradezco a todos mis amigos, particularmente al príncipe Lichnowsky y al profesor Schmidt – Deseo que los instrumentos del Príncipe L, sean conservados por uno de ustedes, pero que no resulte una pelea de este hecho, si pueden serviros de mejor fin, véndanlos, me sentiré contento si puedo seros de ayuda desde la tumba – con alegría me acerco hacia la muerte – si esta llega antes de que tenga la oportunidad artísticas, habrá llegado demasiado temprano, no obstante mi duro destino y probablemente desearé que hubiera llegado mas tarde – pero aun así estaré satisfecho, no me liberará entonces de mi interminable sufrimiento? Vengas cuando vengas, te recibiré con valor – Adiós y no me olvidéis completamente cuando este muerto, merezco ese de ustedes, habiendo yo pensado en mi vida tantas veces acerca de cómo haceros felices, sedlo –

Ludwig san Beethoven
Octubre 6,1802


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